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Cómo proyectar tu inteligencia emocional en una entrevista de trabajo

En un proceso de selección, ya no basta con tener un buen currículum y una relación de diplomas conseguidos. Ahora, las empresas buscan profesionales completos, capaces de rendir bien bajo presión, que sepan colaborar con los demás y adaptarse a entornos cambiantes, tan actuales en estos momentos (Entorno VUCA). Todas esas cualidades se revelan cuando en la selección entra en juego un factor clave: la inteligencia emocional.

Para comenzar, hemos de decirte que, cuando te citan para una entrevista de trabajo, habitualmente es que ya has pasado el filtro de las capacidades cuantitativas, es decir, que cumples con los requisitos de formación y experiencia deseados por el contratante. Así que en la entrevista has de intentar no cometer errores y centrarte en la inteligencia emocional porque será, a buen seguro, el punto de inflexión para tu éxito en el proceso de selección.

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como las de los demás. Como te contamos, saber proyectarla en una entrevista puede marcar la diferencia entre un ser un candidato/a más… o convertirte en el candidato/a ideal.

Lo más normal es que te evalúen lanzándote preguntas concretas sobre cómo has resuelto problemas o cómo te enfrentas a cuestiones espinosas. Por ejemplo: “Cuéntanos a algún conflicto en el trabajo al que te hayas presentado y cómo lo resolviste?”, “Si recibes una crítica a tu labor, ¿cómo reaccionas?, ¿qué haces?”, “¿Cómo resolverías la queja de un cliente?”.

Lo más importante es anticiparte a estas cuestiones y tenerlas preparadas y, además, mostrar una actitud positiva. Desde Grupo Noa’s, como expertos en selección de personal, te ofrecemos algunas claves de cómo plasmar esas cualidades tan buscada en este momento.

 ¿Cómo demostrar inteligencia emocional durante la entrevista?

 

Primero, presta atención al lenguaje no verbal.

Tu postura, el contacto visual y tu tono de voz dicen mucho de ti. Mantén una actitud abierta, evita cruzar los brazos y muestra interés real por lo que el entrevistador/a dice. La coherencia entre lo que dices y cómo lo dices transmite autenticidad y autocontrol.

 

Segundo, muestra autoconocimiento.

Cuando te pregunten por tus fortalezas y debilidades, evita las respuestas clichés. Ser capaz de identificar tus áreas de mejora y contar cómo trabajas en ellas refleja madurez emocional. No es un fallo tener debilidades, pero sí lo es no saber gestionarlas.

 

Tercero, responde con empatía.

Si te piden que hables de conflictos en el trabajo, céntrate en cómo los resolviste de forma constructiva. Destacar tu capacidad para ponerte en el lugar del otro o llegar a acuerdos demuestra empatía y habilidades sociales.

 

Cuarto, escucha activamente.

No interrumpas y responde a lo que se te pregunta, no a lo que crees que quieren oír. Escuchar con atención es una de las señales más claras de respeto, empatía y control emocional.

 

Y quinto, gestiona bien los nervios.

Es normal sentir ansiedad en una entrevista, pero saber gestionarla —respirar con calma, sonreír, mantener la concentración— muestra una buena capacidad de autorregulación emocional.

 

En definitiva, demostrar inteligencia emocional no significa contar que la tienes, sino trasladar a tu interlocutor/a cómo la aplicas en tu día a día. Mostrarla en tus gestos, tus palabras y tu actitud. Hoy más que nunca, las empresas buscan personas que sumen no solo por su formación o experiencia, sino también por su capacidad para trabajar en equipo, liderar con empatía y adaptarse con equilibrio emocional. Ya sabes, hard skills y soft skills.

¿Estás preparado/a para brillar en tu próxima entrevista?



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